
En mi condición de sanjuanero y paisano de Diomedes, he querido hoy dedicarle unas líneas al ‘Cacique de La Junta’, haciendo una semblanza de su vida en estos momentos cruciales de su carrera artística en que requiere del respaldo y reconocimiento de sus paisanos, amigos y allegados, y especialmente de su fanaticada, de esa multitud fiel de la que hacemos parte todos los guajiros, y que paso a paso sigue y defiende a sus ídolos, en gratitud por hacernos la vida más grata a punta de canciones, como es el caso de Diomedes, hombre hecho de poesías, de versos y de canciones para orgullo de los guajiros, patrimonio nuestro como la sal, el carbón, el gas y la cultura wayuù como lo muestra su biografía..El 26 de mayo de 1957, siendo precisamente las siete de la mañana, nació una estrella para Colombia y el mundo; porque en un rinconcito de la zona rural de San Juan del Cesar, entre pencas de fique y en medio de las extensas lomas y sabanas de la Junta en una finca llamada Carrizal, nació Diomedes Díaz Maestre, vástago de Rafael Díaz y Elvira Maestre, heredero de la vena musical de su tío materno Martín Maestre, quien posteriormente se convertiría en la más prominente figura del canto y la composición vallenata..Diomedes se levantó en medio de las faenas del campo como cualquier muchacho de su edad, participando de los quehaceres cotidianos que sus padres le asignaban y allí, comenzó a descubrir todo ese potencial musical y ese torrentoso caudal de canciones que guardaba en su alma campesina para deleitar al mundo cuando comenzó a divulgar su talento prodigioso con cantos, composiciones y versos de su propia cosecha, que llevaron a los más entendidos interpretes e investigadores del vallenato a quitarse el sombrero para rendirle culto de admiración a aquel muchacho escuálido y osado que quizás sin proponérselo partió en dos la historia del vallenato, por su singular manera de interpretarlo con el más profundo sentimiento evocado del alma provinciana y Guajira, para improvisar y componer versos y cantarle a la naturaleza, a la mujer, a la vida, a la familia y a la cotidianeidad, a través de la música que hace estirar las arrugas de un acordeón Alemán, al compás del estruendoso ruido de la caja de las negritudes y la guacharaca de los indígenas ..El cacique de la Junta lo apodaron, remoquete al que se hizo acreedor, como fiel interprete de su propia raza y cultura indígena, dotado además de una inigualable sencillez y un carisma sin precedentes en la historia musical que lo posicionaron por más de tres décadas como el ídolo de las multitudes Colombianas, llevándolo todo esto a traspasar fronteras internacionales para llevar nuestra música a los más apartados rincones de la tierra..Hoy por hoy es Diomedes Díaz, un hito para la música Colombiana, representando un símbolo de nuestra cultura nacional, tan conocido y asediado como nuestro himno y nuestra bandera patria con lo cual se ubica como un patrimonio del acervo cultural Colombiano para orgullo de los Sanjuaneros y Guajiros..Quién no ha escuchado, cantado y bailado ‘Tres canciones’, ‘La la Juntera’, El Romancero, Mi Ahijado, Bonita, Mi Muchacho, Tu eres la Reina, Porqué razón y muchísimas otras canciones con mensajes populares y universales que calan en el corazón de las personas de todas las edades y sexos, que se identifican con este Cantor campesino que vino al mundo a regalarnos su corazón en pedazos de versos, de canciones y de improvisaciones mediante los cuales derrama muchos mensajes de paz y amor para hacernos la vida más grata..Hoy queremos elevar plegarias a Dios por la vida y la salud de Diomedes, para que lo conserve y le de la sabiduría y el cuidado necesario para que otras generaciones puedan también conocerlo y disfrutar de su talento innato, que Dios y la patria lo premien con una larga vida Cacique y que la virgen del Carmen lo bendiga para qué sus amigos y seguidores tengamos música para rato y de la buena, de esa vieja ola donde están los verdaderos clásicos de vallenato que evocan sus verdaderos orígenes y le hacen honor al vallenato que trascenderá de generación en generación, dejando una huella imborrable en la historia de Colombia..Bendiciones, le deseamos al más grande en la historia del vallenato, tan auténtico y original como el poporo del arhuaco, la penca del fique o el talento musical de los guajiros, razón por la cual se convierte en un caro orgullo de la tierra del ‘Almirante Padilla’.